Cuidar nos conserva, nos sostiene y nos reúne, pero también nos arrasa y nos agota. En Fruto, las contradicciones del cuidado se abordan a partir de catorce voces que se van trenzando para construir un libro transgeneracional que explora una obviedad poco reconocida: las historias de crianza no se reducen a las madres, sino que nos involucran a todas. No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas.
Cuando las labores interminables de la maternidad arrinconaron a Daniela Rea en un espacio oscuro, hizo lo que mejor sabe hacer, periodismo. Para entender su nueva circunstancia, buscó a otras mujeres que maternaban y cuidaban; escucharlas la llevó a entrevistar a su madre para cuestionar su propia crianza. Mientras escuchaba aquellas experiencias de cuidados en circunstancias límite, su propia historia encontró un lugar y un sentido. Fruto es un conjuro de mujeres, el resultado de prestar oídos a nosotras mismas para encontrar lo que nos convoca.
Podría durar horas hablando de este libro, y los mensajes que contiene, pero intentaré ser lo más conciso que pueda al respecto.
Este libro se va sin duda alguna al Top 10 de mis libros del 2023.
Es un libro que explora diferentes ángulos de los cuidados. No es únicamente un libro sobre maternidad; es mucho más amplio. Nos habla sobre violencia, identidad, maternidad, relaciones, etc.
“El cuidado es trabajo, pero también es esa posibilidad de encontrarnos, de vivirnos.” (p.346)
Con este libro tuve diversas catarsis con respecto a mi madre y su proceso particular de maternidad y cuidados. No solo ella cuidando sino como fue cuidada.
Es un libro que nos invita a reflexionar sobre las diferentes realidades de cuidados que todos vivimos y nos rodeamos.
Quiero abrazar a mi mamá, a mis abuelas, a mis tías, a mis primas que ya son madres, a las mamás de mis amigas, a todas las mujeres que han cuidado.
Este libro de Daniela Rea está atravesado por ternura, cansancio, amor y contradicción. Definitivamente uno de los mejores testimonios de maternidad que he leído en los últimos años, y creo que la clave está en que se trata de una historia colectiva, que no aísla los cuidados como algo individualista, sino como algo que existe entrelazado, que sostiene el tejido de nuestra sociedad.
Yo tengo 60 años y sigo pensando en mi maternidad, en mi "maternar", en los vínculos con mis hijos y con mis padres, en mi rol de hija y de madre y lo hago constantemente ¿será culpa de los libros que leo?
y sin embargo, comparto muchas reflexiones con esta "joven" que tiene dos hijas pequeñas ¿será que para estos temas no hay edad? ¿ya terminamos las de mi generación o seguimos cuidando, criando, acompañando, doliendo, y creciendo en estos dos roles?
yo, como ella, a veces siento que "desde que soy madre, sólo quiero ser hija" y a veces, ni uno ni lo otro otras, sólo quiero ser eso, madre e hija
pero este libro va más allá de esto, no sólo se habla del placer de criar hijos sino de la violencia que otras madres sufren para lograrlo, de la enfermedad y el dolor y la separación y la responsabilidad y el abuso y de nuevo, la crianza, el cuidado, el maternar. De pronto me siento muy grande para esta palabra. Pero la busco en el diccionario y dice que
la maternidad es el estado de vivencia de la mujer donde consigue tener hijos, que incluye el tiempo de duración del embarazo y el vínculo biológico, psicológico y espiritual de una madre con su hijo. O sea. Siempre. Respiro tranquila. pufff
Mi amiga For me dijo que sólo pienso en las parejas y la ayuda que dan los hombres a las mujeres y las relaciones entre padres e hijos porque no dejo de leer sobre el tema pero tampoco dejo de ver otra cosa a mi alrededor madres cuestionándose su rol (de hijas y de madres) hijos reclamando su lugar padres queriendo regresar el tiempo abuelos que toman lugares distantes o demasiados cercanos familias muégano, familias disfuncionales, familias felices o infelices ¿entonces? ¿el tema es universal o es sólo mi universo?
lo que Daniela hace en estos años y en este libro es combinar su diario personal como madre, las entrevistas a su madre y las historias que como periodista recoge de otras madres lo hace muy bien, requetebien porque ilustra, incomoda, cuestiona, afecta, compromete, conmueve y más incluso en un arranque de femenismo total se presenta desvestida mostrando sus pechos, lo cual puede parecer cualquier cosa y no lo es congruente Daniela, inteligente Daniela, sensible Daniela, me leo y me identifico y me subrayo todo tu libro y de pronto quiero volver a comenzar a ser madre y hacerlo mejor quiero volver a ser hija y hacerlo mejor quiero, como tú, no terminar nunca este libro
al final me quedo complacida pensando que no es tan tarde
“No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas.”
No sé cómo poner en palabras todo lo que sentí con este libro. Todos los recuerdos, lo que me movió. Lo que descubrí de mi misma, de mi madre, de mi abuela. De las mujeres que cuidan, que crían. Yo no sé qué tipo de madre seré, pero reconozco que he sido cuidadora durante gran parte de mi vida, y este libro (este diario tan íntimo y a la vez tan de todas) es una voz y una conciencia para quienes cuidamos, a todas a las que nos han cuidado.
Daniela vuelve a transformarme; ahora con estas historias de cuidado, de maternidad, de hijas, de amigas, de mujeres. No alcanzan las palabras para agradecer que se nos compartan tantas vivencias que nos acompañan a entendernos, a enfrentarnos y a perdonarnos.
Estas historias son de madres pero no son solo para madres, son para todas. Este libro chorrea de compasión y de amor, se lee con el corazón en la mano y se llora quedito. Cuantas cosas no nos conocemos hasta que nos reconciliamos con nosotras, hasta que hacemos las cuentas y hacemos las pases. Ame cada página.
“La necesidad de escribir sobre el cuidado, más que la maternidad, fue abriéndose espacio, como se abrieron espacio mis hijas entre mis piernas, entre lo que era y lo que soy. No todas somos madres, pero todas hemos sido hijas. Todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas.”
"...le hice nombrar cosas que ella no había verbalizado sobre la carga de cuidados, la soledad, sobre el hacerse mujer. Pero no di el suficiente espacio para hablar del gozo, de su felicidad, de su ternura con nosotros. Hablar de la felicidad en sus propios términos."
"Dani es que yo creo que tú ves mucho sufrimiento, pero yo quiero decirte que no lo viví así."
El libro aborda los momentos más solitarios, oscuros y frustrantes de la maternidad, de cuidar de alguien más. La enfermedad. El reporte diario de feminicidios y desapariciones. Violaciones y abusos. Es obvio que el trabajo periodístico de la autora se filtra en todo esto pero al final me pregunto si fue buena idea entretejer tanto sufrimiento con anécdotas de su propia maternidad, momentos íntimos de sus hijas bebés que algún día leerán todo esto. Que esa es la intención de la autora porque repetidas veces menciona que es un regalo para ellas, fruto de sus experiencias compartidas. Me deja preguntándome si yo podría revelar cosas tan personales de niñas que aún no pueden decir "mamá no cuentes eso". No sé si respeta el derecho a la privacidad de Emilia y Naira. Y eso me deja incómoda. Sobre todo cuando dice que a veces piensa que provoca situaciones en la vida real para escribir al respecto, o que tuvo a su segunda hija como regalo para la primera, o por si le desaparecen a alguna de las dos.
Tal vez por eso me conmovieron más los capítulos sobre la muerte que aquellos sobre la maternidad.
Bajo la premisa de "no todas somos madres, pero hemos cuidado y sido cuidadas", Daniela lleva el tema de la maternidad mucho más allá. La crianza, el cuidado, de hija a madre- madre a hija, entre hermanas, entre amigas, entre nosotras.
Daniela hace gala de su experiencia como periodista para crear este GRAN libro, realizando una serie de entrevistas, para profundizar sobre la crianza, comenzando por su propia madre quien comparte su historia de vida y de madre, y de otras mujeres cuyas historias se conectan por la violencia, la pérdida y el dolor: Madres solteras, mujeres que criaron hijos producto de una violación, hermanas que criaron a sus hermanos tras el suicidio de su madre, madre que perdieron a sus hijos víctimas de la ola de violencia en el país, entre otras.
Daniela logra equilibrar esta temática densa y difícil de digerir (pero necesario), a través de su vivencia propia como hija y como madre de sus dos hijas: Naira y Emilia. Presentando la maternidad de una forma totalmente objetiva y removiendo cualquier estereotipo; pues plantea, de que a pesar de que sus hijas son lo mejor de su vida han implicado mucho sacrificio, así como momentos de frustración y desesperación.
Además, Daniela incluye en este libro múltiples citas y referencias a textos que refuerzan el tema, encontraremos escritoras como Toni Morrison, Lucia Berlon, Jamaica Kincaid, Cristina Morini, entre otras.
Este es uno de esos libros que me cambiaron la forma de ver el mundo, a mi mamá y a todas las mujeres que alguna vez me han cuidado de una forma u otra. Las quiero abrazar a todas 🤍
Simplemente excelente forma de escribir que todas maternamos de alguna manera seamos madres o no. Narrado con varias voces en forma de diario de una manera sutil, fuerte que me hizo sentir cada historia.
Fruto es un magnífico trabajo, construido y reconstruido a partir de muchas voces, me hizo recordar la frase “profundamente singular y totalmente colectivo”.
Escuchar todas las conexiones que crea su lectura me parece que es el ejercicio que lo culmina.
Los contrastes de crueldad y ternura son los que marcan la experiencia de vivir como humanos.
No hay palabras que expresen lo mucho que me ha reconfortado este libro, en un particular método modo diario de maternidad y entrevistas Daniela Rea nos muestra las diferentes aristas de la maternidad (aunque no es el tema principal)pero no esa maternidad romántica si no esa maternidad real en la que existen días malos, muy malos, pésimos, bellos, maravillosos y llenos de aventuras tanto de su vida como de otras mujeres y hasta de su propia madre. La autora enfatiza que no es un libro de maternidad que habla más que nada de que todas alguna vez hemos cuidado de alguien por lo que la lectura abarca a todas las mujeres en general. Es un libro honesto, real y completo donde nos muestra a las mujeres como somos unos seres humanos que en el camino de ser hijas y/o madres nos hemos equivocado infinidad de veces pero no por ello dejamos de ser valiosas.
"¿Cuál es la historia que nuestras madres contarían si pudiéramos escucharlas? " Uff que pregunta nos regala Daniela Rea para analizarla profundamente 🫶
Me ha gustado mucho este libro por la manera en que la autora aborda los temas que trata: la maternidad en diversas variantes y el rol de cuidadoras que muchas veces asumimos las mujeres ya sea por gusto o por necesidad. Sirviéndose de partes de su diario desde que esperaba a su primera hija, de situaciones en su día a día, de diversas entrevistas a su madre y a diferentes mujeres, de apuntes y reflexiones de escritoras así como de las propias, Daniela Rea logra que en algún punto (o en muchos) sintamos gran identificación y empatía.
Que librazo, las historias alternadas de maternaje te hacen estremecer. Tardé mucho en leerlo pero no me arrepiento, la forma de hablar sobre lo femenino de Daniela Rea es impresionante, vale la pena leerlo.
Me atravesó por completo. Mientras lo leía, sentía que estaba escuchando a mi mamá, a mi abuela, a mis tías… incluso a mujeres de mi familia que nunca conocí, pero que de alguna manera me habitan. Me hizo detenerme a reconocer que vengo de un linaje de mujeres que han sostenido el mundo con sus manos y su cuerpo, muchas veces sin que se les reconociera. Quisiera abrazar a todas las mujeres de mi familia: las que estuvieron, las que están, y las que vendrán. Me recordó que hemos llegado hasta aquí gracias a manos que nos han cuidado, incluso cuando esas manos estaban cansadas, incluso cuando tal vez no sabían cuidarse a sí mismas. Fruto me dejó con la certeza de que nuestras historias están entrelazadas. Que cada mujer de nuestro linaje es como una raíz que nos alimenta y nos sostiene. Y que al nombrar esas historias, al escucharlas y abrazarlas, algo dentro de nosotras empieza a repararse. Leerlo fue como cruzar un puente entre ellas y yo. Un recordatorio de que pertenezco, que vengo de lejos, y que no camino sola.💜💜💜
Esta obra es un abrazo, un apapacho, a las hijas y madres que somos, así como a las mujeres que incluso sin haber sido madres, han sido cuidadas y han cuidado en algún momento de la vida. Desde la primera hasta la última página haces una conexión con la narración que te lleva a la infancia, a lo que implica maternar y cuidar.
Este libro tiene una prosa preciosa, es capaz de remover sentimientos, ya que toca temas muy fuertes como la violencia de género que se vive en nuestro país, la soledad que viven las mujeres que cuidan, la falta de apoyo, la carga psicológica a que se someten, etc. No vamos a encontrar aquí la clásica maternidad romantizada, sino que vamos a ver sus otras aristas, lo que realmente implica maternar, lo que todas llegamos a pensar pero a veces no lo decimos por miedo a ser juzgadas.
Rea decidió llevar un diario (lo agradecerá la posteridad) y más tarde comenzó a entrevistar a otras mujeres, de esta manera logró armar Fruto. Tengo que mencionar también que la edición del libro es algo fuera de lo ordinario, es hermosa, vale la pena tenerlo y compartirlo, sobre todo, a las mujeres que amamos, porque este texto reconforta, nos trae tanta luz, que tal vez ni sabíamos que necesitábamos. Estas páginas son acompañamiento, algo que debemos transmitirnos de generación en generación.
“Poder decir – no soy culpable – sin sentirnos culpables por no sentirnos culpables. Mamás que nos enseñaron a desprendernos de su herencia, a quitarla de nuestros hombros, a doblarla y guardarla en un cajón. Algunos años más adelante, quizá, no sólo la doblaremos en un cajón, sino que le prenderemos fuego y miraremos, falibles y satisfechas, elevar sus cenizas hasta desaparecer”.
“Soy la historia de mi madre y de su madre y de su madre. También soy la historia de mis hijas. Soy fruto”.
Creo que nunca acabé de agarrarle el rollo a este libro, por un lado entiendo totalmente el mensaje de que la mayoría de las mujeres somos cuidadoras en algún punto de la vida: de madres, hermanos, hijos, nietos, etc y que eso lo aprendemos cuando nos cuidan o deseamos ser cuidadas, pero casi un 80% de la narración de Daniela sobre sus hijas me hizo sentir que ella si se convirtió en madre por decisión, pero a pesar de eso, me hace sentir que no fue por las razones correctas.
Hay una constante en reclamar el papel que el patriarcado impone a las mujeres, lo entiendo, pero también se reclama no tener tiempo para ella ser lo que era antes de ser madre… y a la vez un querer imponer ese sentir a otras mujeres que viven/vivieron su maternidad distinta de la suya, quizás ellas tuvieron otros sentires, donde ellas si rescatan más lo bueno que lo malo. Daniela reconoce esa forma suya de actuar al final del libro, pero en general no se, como que su experiencia me conflictuó mucho en algunas partes, aunque para ella fuera su realidad.
Siento que quejarse tanto de una maternidad deseada y donde tienes una red de apoyo, no le aporta nada a aquellas otras madres que no tuvieron ninguno de esos privilegios.
Tampoco estoy segura si el objetivo de la autora era que el lector hiciera una comparación entre las otras historias de cuidado y la suya, probablemente no, pero termina pasando.
Quisiera grabar capítulo por capítulo este libro y mandarlo en mensaje de voz a cada mujer, hija, madre o cuidadora que ha entregado su cuerpo, su mente y su corazón a lxs demás.
Hubiera podido leer este libro en una semana o menos, pero traté de ir despacio para dejarle madurar en mí.
Lo que más me apena de este libro es que las mujeres y/o cuidadoras que más sentirían este abrazo, que más podrían vivir este encuentro/nombramiento/coincidencia/dolor/llanto/extenuación... no tienen el tiempo para leerlo porque están cuidando y sosteniendo la vida desde la fuerza, acierto y error de sus entrañas desgajadas.
“[…] No siempre alcanzo para ser su madre, no siempre sé cómo serlo. Acudo a otras mujeres para aprender. Miro nuestra insuficiencia y la acepto. Pongo atención en el momento en que fuimos hijas y recuerdo. Me observo madre desde ahí […]”
Es más un 3.5 y es que no se... para empezar el formato del libro en físico no es nada amigable de leer, letra diminuta. Me costó al final terminarlo y me empecé a sentir mal por que mucha gente lo ama... pero después casi al final la mama de Daniela dice algo con lo que dije si claro: "Dany es que yo creo que tú ves mucho sufrimiento, pero yo quiero decirte que no lo viví así".
Algunas entradas del diario me parecieron de más, algunas entrevistas sin llegar a un punto claro, pensamientos de la autora en las entrevistas medio forzados. Me llevo muchas frases, autores y significados del ser cuidadoras, que si resonaron.
"Escribo como una forma de acompañar nuestras soledades". Daniela escribe esto en alguna página de este libro. Buscando que todas las mujeres y personas que han cuidado y que han sido cuidadas se sientan acompañadas. Encontrarnos con otras en las experiencias que nos aíslan hace que nos reúnamos y nos encontremos. Creo que esa es una de las muchas cosas que Daniela hace en este libro. Reúne a muchas (historias, mamás, hijas, hijos). Amé este libro. Me estrujo el corazón y me lo volvió a enmendar página con página. Me hizo pensar sobre mi mamá, mi nana y sobre todas las personas que me han cuidado y que he cuidado. Me pareció muy hermoso cómo es que Daniela habla de forma tan honesta sobre todos los sentires que la han atravesado siendo madre: el miedo, la incomodidad, la culpa, el enojo, la vergüenza, el arrepentimiento, la frustración, la felicidad, el asombro, el amor. Me siento agradecida con ella por haber escrito estas palabras y por haber sido un puente al contar las historias de otras mujeres en sus experiencias con el cuidado. Gracias Daniela, ojalá muchxs más te lean <3 .
Para mí es de esos libros que leí mientras lloraba y lloraba mientras leía. Daniela comparte aspectos tan personales de su vida de mamá y de hija, y sobre los de otras mujeres; y es en esa mezcla donde no se puede evitar pensar en esos mismos aspectos de nuestra vida. Personalmente me movió y activó muchos recuerdos dolorosos, tristes y felices de la relación más importante en mi vida. Me hizo cuestionar todavía más las razones y reflexiones en torno a la maternidad. Es un libro lleno de amor, ternura, cuestionamientos, reflexiones, dolor y alegría. Es un libro para abrazarnos a nosotras, a nuestras madres y a nuestra maternidad o a nuestro potencial de maternar. Una gran periodista y escritora. Mil gracias, Daniela.
Este libro tiene dos caras, una muy luminosa y otra muy dura. La parte fuerte es una recopilación de historias de mujeres que han pasado por situaciones muy difíciles que nadie debería sufrir y como han logrado sobrevivir y en algunos casos recuperar la alegría de vivir. La parte luminosa es la reivindicación y visibilización de las labores de cuidado y todo lo que implican. Durante su lectura (que es mejor espaciar para pensar) sentí también una invitación a repensar la maternidad, mi forma de ser madre, de cuidar y de dejarme cuidar. También es una invitación a pensar mi ser hija. Cuantas exigencias y expectativas, cuantos miedos y certezas, cuantos enojos y alegrías, cuanta rutina y cuantas sorpresas, en fin…cuanta vida y cuánto amor.
Hay muchas frases que guardar, me quedo con estas:
De Santiago Alba Rico: "Los niños sirven para cuidarlos, para cuidarlos, para volvernos cuidadosos". ¿Qué significa ser cuidadosos en un país, en un mundo, como el nuestro? Significa sabernos frágiles, significa necesitarnos, significa creer.”
“Vivo en una constante tensión sobre cómo criar a las niñas: que contíen en el mundo, pero que se cuiden de él; que alcancen a advertir sus alegrías, pero también sus amenazas. Porque cuidar supone anticipar los peligros, los riesgos, supone imaginar todo lo malo que puede pasar.”
La estructura del libro me encantó. La mezcla de memorias, entrevistas, investigación, biografia feminista y su propia historia con las confidencias de su madre, unidas en un sentimiento de soledad y lucha por maternar y sostener. Y mas que maternar, habla del cuidado. ¿Cuando fue la primera vez que cuidaste? ¿Y que fuiste cuidada? "Porque no todas somos madres pero todas hemos cuidado y sido cuidadas". "Cuidar nos conserva, nos sostiene y nos reúne, pero también nos arrasa y nos agota"
Un libro lleno de realidad con el objetivo de acompañar. De acompañar a esas mujeres que sienten dolor, soledad, ira pero que les dijeron que el maternaje era puro amor, una forma de reconciliarse, de aprender a amar al ser que depende de ellos, sea hijo, hermano, madre o un enfermo. ¿Pero porqué el cuidado se recarga en el papel de la mujer? ¿Y si cuidamos como tribu? Quizás esa soledad se aminore, quizás el cansancio sea menos eso de cabida a un lugar más amoroso.
Un libro que habla de lo dificil e incomodo, triste y desgarrador que llega a ser el cuidar a otra persona y criarla en México, donde se espera mucho de nutros roles como mujeres. Me gustó muchísimo y me hizo pensar muchas cosas tristes pero en el buen sentido jijiji
No tengo palabras para describir lo que me ha provocado este libro, todo lo que me ha movido, solo diré que es un libro maravilloso, hermoso, que todas deberíamos leer y que sin duda es de los mejores que he leído este año.
Me cuesta trabajo evaluar este libro, tiene cosas maravillosas pero en términos de estructura y formato testimonial no me cumplieron.
>>>LO QUE SI>>>
● Me parece importante empezar diciendo que si tu quieres o no tener hijos sacas muchisimo de este libro. ● Me parece que es un libro muy honesto que muestra una parte de la maternidad de la que casi no se habla y que esta mal vista. Nos pemrite entender que las madres tienen miedo, inseguridades y que existen estos puntos de hartazgo y cansancio que llevan a cuestionar su propia maternidad. ● Personalmente me hizo repensar mucho de mi relación con varias mujeres de mi historia (mi mamá, mi tía cuidadora, mis abuelas,...) y en general creo que te impulsa a ver de manera mas empática sus historias y sus decisiones. ● Gran testimonio de la realidad mexicana. Tanto la violencia en el país como dentro de los hogares, las relaciones 100% patriarcales que probablemente vivieron todas nuestras abuelas y que algunas siguen viviendo.
>>>LO QUE NO>>> ○ Es un libro con testimonios de distintas mujeres que cuentan su historia relativa a la maternidad. Pero en muchas de las historias es sumamente resumida y la autora pone una gran cantidad de entradas de su diario en lugar de darle mas protagonismo o espacio a estas otras historias. ○ El ritmo es un poco cortado. Por la estructura tenemos los testimonios que van siendo cortados por los pensamientos de la autora, las entradas del diario que son breves pensamientos que varias veces ella misma comenta sobre ellos. ○ La principal parte por la que no me encantó es que la autora empuja todas las historias a esa crítica a la maternidad y deja de lado la parte buena. Hasta cuando esta cerrando el libro ella misma se hace esa crítica: " Donde ella sentía ternura, yo le hablaba de amor romántico; donde ella veía orgullo, yo le señalaba sometimiento; donde ella recordaba felicidad, yo le nombraba su ingenuidad. Donde yo presumí crítica, en realidad hubo un intento de quitarle su historia y decirle cómo debía vivirla."
Empecé a leer Fruto un día antes de enterarme de que tenía que tomar una decisión. Entre la lectura y mi experiencia, me replanteé no solo mi ser hija, mi futuro y mis decisiones, sino mi identidad como parte de una sociedad que necesita de cuidados para existir y sobrevivir. Aprendí lo importante que es escuchar y reencontrase en las historias de otras, en los caminares de otras. Sus páginas se volvieron una compañía importante durante una de las experiencias más dolorosas y difíciles de mi vida.
Me parece irónico que las críticas (hablando solo del contenido) sean a que la autora reconoce malos tratos hacia sus hijas, cuando busca explorar la soledad y zozobra que atraviesan las madres durante la maternidad y crianza…
Lo compré para dárselo a mi mamá pero no pude evitar leerlo antes. Ahora no pudo esperar a compartirlo con ella.