"Me llevó siete años escribir este libro. Son siete novelas cortas, todas sobre sexo. O sobre amor. O sobre el inevitable cruce entre uno y otro. El primero, “Cómo escribí la autobiografía de Silvia Süller” lo escribí en 2014, antes de que saliera mi primera novela. El último “La mano”, es sobre el colapso familiar y la desaparición del sexo durante la cuarentena más estricta, y lo terminé hace dos meses. En el medio hay historias sobre embarazadas, niños, viejos, animales y rugbiers. Más allá del sexo explícito, para mí son historias de amor. O del naufragio del amor. O del anhelo del amor." Juan Sklar
Juan es incómodo, es magnético y es visual: todo lo que escribe Juan yo me lo imagino. No está encorsetado en la moralina social, sino que utiliza el sexo como un escenario en el que monta una obra mucho más compleja, dolorosa y sensible. Este libro habla de historias de zoofilia, de sexo entre rugbiers adolescentes, de sexo infantil, sexo con embarazadas y otro inclasificable sobre Silvia Süller, un relato también de sexo entre viejos que es una forma de acercarse a un misterio recurrente: el de nuestro declive humano.
Sklar es un rufián melancólico. Pese a él mismo y su obra pretendidamente autoreferencial y zafada, no es ni más -ni menos, por supuesto- que un relator del amor. Sus cuentos tienen sexo? Sí, desde ya. Pero, sobre todo, tienen vida. Y personajes simples y complejos, pero siempre muy humanos. Excelentes historias! Mi preferida: Los putos no juegan al rugby
Juan lo hace de nuevo. Todos los relatos tienen su Magia, y no puedo elegir uno solo. Hasta dónde llega la realidad y cuál es el límite con la ficción? Un misterio que acompaña todo el libro.
Garche es una recopilación de seis cuentos ya publicados en otros medios y uno inédito. Dos ya los había leído en la revista Orsai. Hasta ahora todo lo que leí de Juan me gustó mucho. Meterse en un libro suyo es entrar en una lectura magnética. Suelo ser un lector “responsable”, aunque me cuesten no dejo los libros sin terminar. Venía de leer un libro denso como los Cuentos Completos de Fogwill, que me tuve que esforzar para llegar al final. Con Garche recuperé esas ganas de volver a casa o salir pensando en que quería avanzar algunas páginas más.
Como dice su contratapa Garche es un libro sobre sexo, pero también sobre amor, o mejor dicho sobre vínculos, deseos, fantasías, dolor. Hay cuentos de sexo entre jóvenes, niños, perros, embarazadas, ancianos; creo que es un modo de salir de los lugares comunes, pero también de mostrar que el sexo y el amor son dinamismos que atraviesan diferentes dimensiones, estilos y etapas de la vida.
Cada relato está narrado y protagonizado por el alter Juan Sklar, el Jano, el Juan Sklar literario que todo el tiempo oscila por el borde de la ficción y la realidad. Al terminar cada cuento me quedaba con la pregunta: “che, ¿esto le habrá pasado en serio?”. La escritura de Juan Sklar es una escritura en la que está todo ahí, dicho, desnudo. Cuando uno escribe siempre se debate entre cuánto mostrar y cuánto ocultar, cuánto decir y cuánto dejar intuir. Entiendo que hay momentos en que como lector te atrae lo que está tapado, la insinuación, lo no dicho, y en otros casos te atrae verlo todo, el desnudo total. Me da la sensación de que Juan se mueve muy cómodo en el segundo caso y no por eso se vuelve evidente o te deja cómodo como lector.
No sé si Sklar se queja o se enorgullece de que la gente siempre cree que lo que escribe es todo real o que lo que habla siempre es inventado. De todos modos, siempre incomoda y siempre está detrás de algo, como cumpliendo un plan, como le dice Mica en Kékele. Muy pop, muy noventoso en algunos cuentos, quizás porque nací en el mismo año que el autor, abracé todas sus referencias y también sus modos de ver ciertas cosas. Ya sé que algunos amigos me van a decir, ah, te gusta como escribe otro machito hetero que cuenta como se acuesta con chicas lindas… yyy un poco sí la verdad, porque en el relato, por más que te lleva desde su perspectiva, no deja de describir cómo funcionan las dinámicas de relaciones hoy día y por supuesto que todas son un kilombo. Como ando en una etapa muy sensible en cuanto a vínculos de amistades, me conmovieron especialmente Los Perros y Los Putos No Juegan Rugby. Pero definitivamente Sklar se lució con algunas reflexiones en Kékele. Mis preferidas: “Me paré y me fui hasta una de las fotos. En una Samuel estaba en un bote en Corrientes, junto a un dorado que acababa de pescar. Estaba sonriente, feliz como un niño. Quizás las fotos tenían razón: la clave de una buena vida es encontrar deseos que no te destruyan.” “Por qué siempre me engancho con mujeres a punto de irse? Al final solo dos cosas me seducen. La belleza y la ausencia.” “Cómo es estar enamorado a los 80?… -Es como que toda la vida me morí de frío y ahora estoy arropado. -Es diferente a estar enamorado a los 30? -Siempre es diferente, sino, no te enamorás.” “Su mente era un edificio derrumbado del que solo sobrevivió una columna.”
La crudeza queda inmortalizada en esta espectacular obra de Sklar. Por más que el sexo recorra todos los relatos, hay mucho más allá. Hay morbo, discriminación, miedo, muerte, ansiedark, de todo un poco. Como siempre la forma de escribir de Sklar te deja pensando si posta es algo real o de una mera anécdota hace una historia genial. Me quedo con el del garche puaner, porque me remonta a mi debilidad por les puaners y también con el macabro y realista relato de los jugadores de rugby porque en cada línea pensaba en mis alumnes que juegan y viven así. Durísimo.
Había leído más de la mitad de estos cuentos largos en la revista Orsai y hace una semana encontré en libro en la casa de mis cuñados. Me lo traje para leer el cuento final, "La mano", porque en el mismo libro se indicaba que era inédito. Después de leerlo, revisé el índice y había dos cuentos que no recordaba. "Dejame entrar", el de la profesora embarazada, que al final sí lo había leído pero lo releí de todas formas. Y el de los niños que no lo recordaba para nada.
Risa, asco, adicción y placer. Lo que más me gusta de Sklar es su escritura llena de contradicciones. Lo sabe todo y al mismo tiempo no sabe nada. Es un canchero y al mismo tiempo un boludo que no sabe que quiere. Se enamora profundamente pero sólo los minutos que dura el sexo con quién sea su fijación sexual del momento. Garche se devora y se disfruta casi de la misma forma en la que te produce asco y rechazo. Sin dudas, Sklar es de los mejores escritores que existen.
Zarpado y brutalmente sexual al inicio de sus cuentos, un escritor que se autoreferencia entre héroe, villano y exageradamente egocéntrico, que logra llevarte a los lugares más recónditos de los bajos instintos, buscando incomodar al lector, quien puede sentirse amenazado si no sabe de qué vienen los cuentos, y Sklar, por supuesto. Por último, dos de los mejores cuento que leí últimamente: Kékele y Las Manos, donde Sklar queda desnudo, y te desnuda para pasar desapercibido.
Buen libro. Igual no entiendo tanta fanatismo con el autor porque pone "pito" y "culo" en los cuentos, es como si nunca hubieran leído algo erótico. Están bien los cuentos... pero me gustaron más los últimos. Los sentí con más contenido que sólo contar cosas de garche (muy de colegio primario escribir cuentos con malas palabras para parecer rebelde).
Cuando entré más en las historias me enganché y lo disfruté más.
Había leído todos en Orsai menos el último, que es inédito. Me pareció el mejor. El Sklar escritor es fascinante, incómodo, atrapante, pero me gusta mucho más todo lo que escribe entre que se está pajeando y está queriendose garchar otro alguien. El Sklar abrumado, el Sklar padre, el Sklar hijo, son mucho más conmovedores.
Sklar es magnético, no se si este es el libro indicado para conocerlo pero te atrapa al instante. Si, los relatos son sexuales y en muchos casos obscenos pero su prosa es tan cruda que pasas de la incomodidad a la ternura, del amor al odio, del asco a la emoción muy rápido. Con Sklar sentís siempre de todo un poco.
Lo leí y después se lo presté a 9 personas para que lo intervengan libremente con anotaciones, subrayados, comentarios, signos, dibujos, etc. y al terminar la ronda lo releí. Las intervenciones fueron una especie de diálogo con otros lectores para compartir las reacciones (de todo tipo) que provoca el libro.
Todos los cuentos enganchan. Me gustó especialmente el último.
Como un choque de coches, morboso pero no podés dejar de verlo, me gusta, me da mucha cosa sentir que todo el tiempo Juan como autor se está exponiendo pero a la vez está jugando con esa misma idea, nada, es muy interesante la verdad, tuve que buscar en internet a ver si realmente se había vestido de Silvia suller a leer poesía en una jam (Spoiler; si lo hizo)
No puedo ser muy objetiva, realmente me fascina cómo escribe Juan. Es una lectura que no te deja "a gamba" nunca .
La delgada línea entre lo real y la ficción (nunca sabré - al menos yo - qué es lo real y qué es ficción ) te atrapa desde el primer hasta el último cuento (mi preferido) .
Este libro es la definición pura de leer por placer. No recuerdo la última vez que me haya pasado algo así. Cada uno de estos cuentos son una locura, que se disfrutan, se sienten y te llegan hasta adentro. Que problema mantener este nivel de sensaciones para los libros que sigan en el 2022.
Todo lo que escribe Juan es una joyita. Quizas en este libro se puede ver la versión mas desnuda (casi literalmente) del autor. Mucho, quizás demasiado, contenido sexual pero, como dice en su contratapa, son todas historias de amor. Imposible parar de leer.
No me copa que reúna los textos que escribió para la revista Orsai y los compile acá, siento que lo hizo para hacer guita y no para generar contenido, que dicho sea de paso, es muy bueno... Es lo único que tengo para criticarle. Lo adoro a Juan
Lo disfrute mucho. Cada cuento es distinto, único. El último (que no fue publicado en la revista Orsai), relata el aislamiento por COVID en una familia. Me resultó tan tan familiar que me trajo vivencias de esos días difíciles.
Sklar lo hizo de nuevo! Este libro espectacular, las 6 historias que cuentan son una mejor que la otra, no puede parar de leer, tuve partes que me reí y mucho. Obvio que está la esencia de Juan, pero a mi eso me encanta. Si se quieren reír y poder distraerse por un buen rato, lo súper recomiendo.
Cambian los protagonistas, pero es una continuación en 7 capitulos distintos de lo que fue Nunca llegamos a la India. Lectura rápida, liviana y atrapante, ideal para desconectar.
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